A principios de año Mayor de Migueloa ha sido seleccionada por el Departamento de Cultura y Política Lingüistica de Euskadi para la colocación de una Placa en la fachada de la casa como Reconocimiento de Patrimonio Cultural del Siglo XVII.
Construida para vivirla, esta casa Palacio fue hecha en el año 1619 por D. Martín Sánchez de Samaniego y su esposa Angela de Lara y ponen un gran escudo con las armas de ambos en la fachada, la casa se encuentra ubicada en la Calle Mayor dónde se asentaba la clase social nobiliaria, desarrollándose un tipo de arquitectura en la Villa denominada "Culta".
Durante los años 1619 y 1990, vivieron familias dedicadas a la política, a las actividades religiosas y al comercio, esta última actividad es lo que lleva a la ampliación de la casa hacia Calle de Páganos, dónde se asentaban los comerciantes, dicho acceso permitió la fácil entrada de la uva a la casa y finalmente a las cuevas subterráneas para la elaboración del vino.
En 1700 cuando Dña. Josefa Sánchez Samaniego se casa con D. Diego Martínez Coca la casa queda vinculada al Mayorazgo de los Coca y para 1834 la casa se divide en dos partes siendo hoy en día la mitad sur número 20 que perteneció a Dña. Narcisa Castañares.
Para los años 1941, se crea la sociedad "Buesa Hermanos" un gran complejo de industrias, fábricas, comercios y banca, siendo Mayor de Migueloa la casa central de dicha sociedad. Una de las familias más importantes a nivel religioso y la última que vivió en la casa, fueron los Enciso Viana, uno de ellos Obispo y Titular Apostólico de Ciudad Rodrigo en 1949.
No es hasta los años 1988 cuando fue comprada y remodelada por D. Jaime Gutiérrez González y su esposa Dña. Severina del Pilar González Huergo, para convertirse 4 años después en: "Mayor de Migueloa" un Palacio que ofrece un espacio cargado de historia y lleno de rincones donde evocar sabores de otros tiempos y disfrutar del entorno, de los productos de la tierra y de la nobleza de la gente.
Hoy en día se conservan los suelos, las viguerías originales, los muros de piedra, las escaleras centenarias de sillería con millones de pisadas históricas y hasta algunos artículos mobiliarios de la época. Se mantiene un respeto absoluto por las estructuras arquitectónicas y elementos originales para rendir homenaje a la historia y a sus antepasados.